
Zygmunt Bauman, sociólogo y pensador polaco de 85 años, profesor de Sociología en las universidades de Leeds, London School of Economics, Varsovia y Tel Aviv, Premio Príncipe de Asturias de Humanidades 2010, ha ofrecido una conferencia en Donostia invitado por la Diputación de Gipuzkoa, con el título "Ética y consumismo: una relación de amor-odio".
La periodista Cristina Turrau del DIARIO VASCO le hace una interesante entrevista, en la que entre otras cosas dice:
- Sabemos que podemos hacer las cosas bien o mal...
- Ser una persona ética no es receta para una vida fácil. Aunque no articulemos estas emociones, sentimos una responsabilidad hacia los demás. Ante una persona con problemas el impulso moral es ir a socorrerle. Y vivir con ese conocimiento es difícil. Es una lucha cuesta arriba. Al tomar las decisiones y después de ellas nos sentimos inseguros porque no sabemos si hicimos todo lo posible. Ser una persona ética y moral significa vivir una vida de incertidumbre.
- Podemos engañarnos...
- Hay un proverbio inglés que dice que una conciencia culpable no necesita acusador. La conciencia es mucho más exigente que cualquier tribunal creado por los seres humanos. Podemos actuar de acuerdo con la ley, pero sentirnos culpables en nuestra conciencia.
- Siempre insatisfechos...
- Hay profesiones que tratan esta incertidumbre e intentan mitigar nuestras dudas: los curas, por ejemplo. Pero en la medida en que se desarrolla el mercado de consumo, menos caso les hacemos. Porque la función que ellos desempeñaban la realizan ahora los centros comerciales. Si tienes las destrezas del buen comprador, consigues analgésicos para la conciencia culpable.
- No le gustan los analgésicos...
- Las enfermedades más peligrosas son las que no causan dolor. Cuando lo sientes es tarde para buscar una cura. Necesitamos el dolor. Pero con los analgésicos para nuestros escrúpulos morales es como si no lo sintiéramos. La función principal de la conciencia moral es decirnos que algo va mal en las relaciones entre los seres humanos. Una conciencia culpable es una sensación muy desagradable pero nos avisa para actuar.".
Luego se refiere a la situación de crisis económica actual. Al hiko de ello, la periodista le espeta:
- No somos nada sin la Visa...
- Resultado de esta crisis es que nuestros nietos pagarán esta orgía crediticia. Se han prestado cantidades ingentes de dinero. ¿Cómo surge la crisis? Los financieros descubrieron un terreno virgen que potencialmente sería el lugar de las nuevas oportunidades y beneficios.
La periodista Cristina Turrau del DIARIO VASCO le hace una interesante entrevista, en la que entre otras cosas dice:
- Sabemos que podemos hacer las cosas bien o mal...
- Ser una persona ética no es receta para una vida fácil. Aunque no articulemos estas emociones, sentimos una responsabilidad hacia los demás. Ante una persona con problemas el impulso moral es ir a socorrerle. Y vivir con ese conocimiento es difícil. Es una lucha cuesta arriba. Al tomar las decisiones y después de ellas nos sentimos inseguros porque no sabemos si hicimos todo lo posible. Ser una persona ética y moral significa vivir una vida de incertidumbre.
- Podemos engañarnos...
- Hay un proverbio inglés que dice que una conciencia culpable no necesita acusador. La conciencia es mucho más exigente que cualquier tribunal creado por los seres humanos. Podemos actuar de acuerdo con la ley, pero sentirnos culpables en nuestra conciencia.
- Siempre insatisfechos...
- Hay profesiones que tratan esta incertidumbre e intentan mitigar nuestras dudas: los curas, por ejemplo. Pero en la medida en que se desarrolla el mercado de consumo, menos caso les hacemos. Porque la función que ellos desempeñaban la realizan ahora los centros comerciales. Si tienes las destrezas del buen comprador, consigues analgésicos para la conciencia culpable.
- No le gustan los analgésicos...
- Las enfermedades más peligrosas son las que no causan dolor. Cuando lo sientes es tarde para buscar una cura. Necesitamos el dolor. Pero con los analgésicos para nuestros escrúpulos morales es como si no lo sintiéramos. La función principal de la conciencia moral es decirnos que algo va mal en las relaciones entre los seres humanos. Una conciencia culpable es una sensación muy desagradable pero nos avisa para actuar.".
Luego se refiere a la situación de crisis económica actual. Al hiko de ello, la periodista le espeta:
- No somos nada sin la Visa...
- Resultado de esta crisis es que nuestros nietos pagarán esta orgía crediticia. Se han prestado cantidades ingentes de dinero. ¿Cómo surge la crisis? Los financieros descubrieron un terreno virgen que potencialmente sería el lugar de las nuevas oportunidades y beneficios.
- A saber...
- Cientos de millones de personas, criadas en el espíritu puritano, sabiendo vivir dentro de sus posibilidades económicas, fueron convencidas para querer conseguirlo todo de forma inmediata. El espíritu puritano se basa en postergar la satisfacción: uno tiene que ganársela. Para ahorrar hay que trabajar duro. Una vez que estás seguro de que puedes conseguirlo, lo logras. La nueva cultura es contraria: tengamos la satisfacción ahora y pagaremos en el futuro.
- Cientos de millones de personas, criadas en el espíritu puritano, sabiendo vivir dentro de sus posibilidades económicas, fueron convencidas para querer conseguirlo todo de forma inmediata. El espíritu puritano se basa en postergar la satisfacción: uno tiene que ganársela. Para ahorrar hay que trabajar duro. Una vez que estás seguro de que puedes conseguirlo, lo logras. La nueva cultura es contraria: tengamos la satisfacción ahora y pagaremos en el futuro.
- Pero hay límites.
- Si todo el mundo está endeudado hasta las orejas y no puede pagar, no sólo la cantidad prestada, sino ni tan siquiera los intereses, algo se rompe. Además los bancos no quieren que los ciudadanos liquiden sus deudas. Quieren beneficios regulares a través de los intereses. En Inglaterra, una de las empresas de crédito no concedía nuevos préstamos a quienes liquidaban sus cuentas sin pagar intereses.
Y acaba la entrevista:
- ¿Es a veces optimista?
- En mi definición, un optimista es quien cree que éste es el mejor de los mundos posibles y no se puede mejorar. Y el pesimista, el que cree que quizás el optimista tenga razón. Creo que el mundo tal vez se pueda mejorar. Quien tiene esperanza se niega a aceptar la realidad como una prueba de que no se puede cambiar. Ningún fracaso demuestra que deberíamos dejar de intentarlo. Yo llevo 65 años en ello, aunque mi vida pueda ser un cementerio de esperanzas frustradas. Una vida tranquila no es necesariamente una vida feliz.
- Si todo el mundo está endeudado hasta las orejas y no puede pagar, no sólo la cantidad prestada, sino ni tan siquiera los intereses, algo se rompe. Además los bancos no quieren que los ciudadanos liquiden sus deudas. Quieren beneficios regulares a través de los intereses. En Inglaterra, una de las empresas de crédito no concedía nuevos préstamos a quienes liquidaban sus cuentas sin pagar intereses.
Y acaba la entrevista:
- ¿Es a veces optimista?
- En mi definición, un optimista es quien cree que éste es el mejor de los mundos posibles y no se puede mejorar. Y el pesimista, el que cree que quizás el optimista tenga razón. Creo que el mundo tal vez se pueda mejorar. Quien tiene esperanza se niega a aceptar la realidad como una prueba de que no se puede cambiar. Ningún fracaso demuestra que deberíamos dejar de intentarlo. Yo llevo 65 años en ello, aunque mi vida pueda ser un cementerio de esperanzas frustradas. Una vida tranquila no es necesariamente una vida feliz.
DIARIO VASCO, 10 diciembre 2010