Uno de cada tres titulados universitarios españoles está
empleado en un trabajo por debajo de su cualificación. Es decir, terminaron una
carrera y consiguieron un empleo para el que no necesitaban esos estudios.
España está a la cabeza de sobrecualificación de Europa, seguida de cerca por
Irlanda y Chipre, y muy por detrás de la media comunitaria, con un 20%. Son
algunos de los datos analizados en el informe anual de la fundación Conocimiento y
Desarrollo (CyD), presentado este lunes.
Un estudiante japonés de secundaria superior tiene un nivel
de competencias similar al de un graduado universitario español. El ejemplo lo
ha citado el secretario general de la Organización para la Cooperación y
Desarrollo Económicos (OCDE),
Ángel Gurría, para indicar que la calidad de la formación universitaria
española dista aún “mucho” de alcanzar la de otros países. Cada año se gradúan
en las universidades españolas 220.000 estudiantes, pero no siempre se cumplen
sus expectativas laborales.
Fuente: Informe CYD 2013, SEPE y Eurostat. |
Durante la presentación, el secretario general de la OCDE ha
alertado de que la situación de la formación en España es “alarmante”. Los
campus defienden que este desfase no se debe a un problema de exceso de
formación sino de crisis y falta de empleo El porcentaje de parados entre
españoles con estudios primarios incompletos y aquellos con educación superior
dista más de 27 puntos, entre el 43,32 % de los primeros y el 15,77% de los
titulados, según la Encuesta de Población Activa (EPA). El ministerio prepara
un mapa de empleabilidad para evaluar la relación entre universidades
y mercado de trabajo.
El informe La contribución de las universidades
españolas al desarrollo, de la fundación CyD, señala que la cuarta parte de
estos titulados contratados por debajo de su cualificación en España se
emplearon en tareas de contable y administrativo, en restauración o como
vendedores. Solo un 1,5% de los graduados universitarios contratados en 2013 lo
fueron para un puesto de director gerente. Y el 6% realiza ocupaciones
elementales para la que no se necesita ningún tipo de estudio. En cifras
absolutas, son unas 70.000 personas (37.000 hombres y 33.000 mujeres). Son
casos como el de Félix Lete, de 32 años, que lo explica así de claro:
“Claramente no necesitaba estudios para lo que hago, podría valer cualquiera”.
Lete es licenciado en Ingeniería Industrial por la Universidad de Navarra, pero
trabaja recogiendo vasos en una discoteca de San Sebastián. “Empecé cuando
estaba estudiando y, como no encontré nada, volví tras seguir varios años en
proyectos de la universidad”. Asegura que gana 1.100 euros por tres días de
trabajo. “Me encantaría ser ingeniero y lo intento, pero cada vez salen más titulados
de las universidades mientras otros se quedan en paro con muchos años de
experiencia. Hay más demanda que oferta”.
El informe cruza los datos más recientes de Eurostat y del
Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) y señala dos claves para explicar la
situación española. Por un lado, España está entre los países que más titulados
superiores produce y, desde el otro extremo, se sitúa entre las que menos
empleo de alta cualificación demanda. Por comunidades autónomas, las regiones
en las que la contratación va más acorde con la titulación son Navarra,
Cataluña y Castilla-La Macha. A la cola se sitúan Castilla y León, La Rioja y
Asturias. Solo cuatro comunidades autónomas han mejorado en el último año:
Navarra, País Vasco, Canarias y Extremadura.
Modificar el desfase entre cualificación y empleo es “especialmente complicado”, considera Martín Parellada, coordinador general del informe de la fundación que preside Ana Patricia Botín. Según este experto, la universidad está actuando “proactivamente” para invertir esa tendencia revisando las bolsas de trabajo e intentando adaptar los contenidos de su oferta educativa al mercado de trabajo. El informe de la fundación recoge la experiencia de la Universitat Jaume I (Castellón), que ha implantado un modelo de prácticas obligatorias integradas que obliga a todos los estudiantes a graduarse con, al menos, una primera experiencia laboral.
La Universidad Politécnica de Madrid adaptó sus titulaciones
al Espacio Europeo de Educación Superior (el Plan Bolonia) tras consultar a
empresas, colegios profesionales y agentes sociales “sobre las necesidades de
formación de los estudiantes para el mercado de trabajo”, explica su rector,
Carlos Conde. La primera promoción de graduados de Bolonia acaba de salir,
mientras que los datos de Eurostat analizan dos franjas de edad que van de los
20 a los 54 años y de los 25 a los 62. Por ese motivo, el rector de la
Politécnica espera que el desfase entre la preparación universitaria y el
empleo obtenido se corrija en los próximos años. Las encuestas que la
Politécnica realiza a sus graduados señalan, según el rector, que un 74%
asegura estar empleado en consonancia con su titulación, aunque “se sienten mal
pagados”. Conde pone el acento en otro aspecto: “No se trata de cualificación,
sino de infraempleo”.
Lo mismo considera el presidente de la Conferencia de
Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), Manuel López. “No se puede
considerar que porque exista una escasa oferta de empleo, se esté produciendo
un exceso de cualificación”, señala. “Las recomendaciones de la UE van hacia
una mayor cualificación, lo que tenemos que arreglar es el mercado laboral”.
Representantes de la Unión Europea, de la OCDE y del
Ministerio de Educación se reunieron ayer para establecer un “plan de acción”
para favorecer las posibilidades de empleo de los jóvenes españoles, según
anunció en la presentación del informe el ministro de Educación, José Ignacio
Wert. El secretario de Estado de Universidades, Federico Morán, anunció que
para antes de final de año tendrán listo un mapa de empleabilidad en
el que va a cruzar datos de la Seguridad Social con el de titulados
universitarios.
FUENTE: EL PAÍS (Pilar ALvarez) 7 JULIO 2014