Estudiantes norteamericanos y españoles, durante un debate en la Universidad de Valencia, en 2005. / PEP GARCÍA |
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, calificó
hace un año laSelectividad como
una “absoluta anomalía en el panorama internacional” y el “mayor obstáculo”
para que la Universidad española amplíe fronteras y reciba a más estudiantes de
distintas partes del mundo. Con los cambios incluidos en la reforma educativa,
la temida prueba de acceso desaparecerá totalmente a partir del curso
2017-2018. Sin embargo, para los extranjeros, este trámite ya no existe. El
Ministerio de Educación la ha eliminado para los casi 7.000 estudiantes que cada
año vienen de fuera y se someten a la Selectividad. Las universidades esperan
que este cambio aumente la demanda, principalmente de América Latina y del
norte de África. Más de 55.000 alumnos extranjeros estudian grados y posgrados
en España, según datos de la Unesco. La mayoría proceden de Colombia, Italia,
Ecuador, Perú y Marruecos.
El Boletín Oficial del Estado (BOE)
publicó el 7 de junio el real decreto que fija los procedimientos de admisión
para los grados y elimina ya la prueba “para los estudiantes procedentes de
sistemas educativos extranjeros”. Este cupo incluye, con matices, a los
procedentes de sistemas de la Unión Europea y a quienes estudian en institutos
dependientes de otros países, aunque lo hagan en territorio español, como es el
caso de los alumnos del Liceo Italiano, por ejemplo.
Unos 10.000 estudiantes de otros sistemas acceden cada año a
las universidades españolas. El Vicerrectorado de Estudiantes de la Universidad
Nacional de Educación a Distancia (UNED) estima que cerca de 7.000 de ellos se
enfrentaron a la prueba genérica de Selectividad en 2013. Los europeos y aquellos
procedentes de naciones que tienen convenios firmados (como China) están
exentos del examen genérico, pero pueden presentarse a las pruebas específicas
para subir nota en caso de que quieran acceder a algunas
de las carreras más demandadas, como Medicina o Biotecnología.
Al mexicano Alberto Cortés, quien estudia Arquitectura en
Madrid, le hubiera resultado mucho más fácil trasladarse con esta nueva fórmula.
Hace cuatro años, se presentó a la Selectividad española desde México DF. Los
extranjeros hacían esta prueba a través de la UNED, con contenidos casi
idénticos al resto. Este joven, de 22 años, se preparó en un curso especial de
dos meses en el que siguió asignaturas que nunca había recibido, como Filosofía
o Dibujo Técnico, se familiarizó con los comentarios de texto y aprendió
análisis sintáctico. “Otras materias las preparé por mi cuenta comprando libros
españoles”, explica por teléfono. Su nota media bajó de un 7,5 (en su
expediente) a un aprobado “muy justo”: 5,2.
Los campus esperan que este cambio
dispare la demanda extranjera para cursar estudios superiores en España, visto
el éxito de programas internacionales como el Erasmus, del que España es el
primer receptor. Y confían también en que les reporte nuevos ingresos, ya que
el coste de los estudios de estos alumnos no tiene cobertura del ministerio y
pueden llegar a pagar hasta cuatro veces lo que abona un español. Si la media
de la matrícula ronda los 1.000 euros en la universidad pública, abonarían
hasta 4.000. “Seguramente los que se sentirán más atraídos por este cambio
serán latinoamericanos y marroquíes o tunecinos”, explica Alejandro Tiana,
rector de la UNED.
En la Universidad Carlos III, de Madrid, el 10% de los
matriculados en grado y la mitad de quienes cursan posgrados son extranjeros,
porcentajes que espera aumentar gracias al cambio. “Vamos con plazos muy
ajustados para el próximo curso, pero este primer año nos permitirá crear los
mecanismos de admisión y esperamos un volumen importante de alumnos el curso
que viene”, señala su vicerrector de Relaciones Internacionales, Álvaro
Escribano. Estima que las solicitudes llegarán, sobre todo, de América Latina y
de Estados Unidos para titulaciones en español y, desde China e India, para las
que se imparten en inglés.
“Hasta ahora, nuestros estudiantes de fuera provenían, sobre
todo, de países con convenios con España, porque el proceso era complicadísimo
para el resto, pero esta opción abre la vía a países americanos y de Oriente
Medio y el resto de Asia”, considera Antonio de Castro, decano de la privada IE
University, con un 60% de alumnos extranjeros.
¿Qué ocurrirá en el periodo transitorio con los alumnos
extranjeros que necesiten más nota? Quienes aspiran a cursar Medicina, por
ejemplo, se presentan normalmente a la fase específica de Selectividad para
mejorar su media. Hasta que se elimine de forma definitiva la prueba de acceso,
dentro de tres cursos, las universidades podrán usar como criterios de admisión
para los extranjeros “la realización de fases específicas” de la misma, según
explica un portavoz del Ministerio de Educación, que añade que los campus se
han puesto de acuerdo para aplicar estas pruebas y han aprovechado “la
autonomía que les proporciona la nueva norma para trabajar de forma coordinada”.
A partir de 2017, la Ley Orgánica para la Mejora de la
Calidad Educativa (LOMCE) deja en manos de los centros de estudios superiores
hacer pruebas propias de acceso. Para ello, deberán tener en cuenta, sobre
todo, la nota media del alumno en bachillerato, aunque también podrán
considerar la valoración de materias que estén relacionadas con la titulación,
la formación académica o profesional complementaria o estudios superiores
previos.
7.023 alumnos de sistemas educativos extranjeros se
presentaron el año pasado a la prueba de acceso a través de la UNED.
El examen al que se enfrentaban era hasta ahora
prácticamente idéntico al que hacen los estudiantes del sistema español.
Hasta que la Selectividad se elimine para todos los
estudiantes en 2017, los extranjeros que quieran subir nota para acceder a los
grados más demandados pueden presentarse a la prueba específica de
Selectividad.
Las universidades podrán implantar sus propias pruebas de
acceso, en las que deberán primar la nota media del alumno en bachillerato.
Además, podrán dar más peso a materias que estén relacionadas con la
titulación, tener en cuenta la formación académica o profesional complementaria
o puntuar estudios superiores previos.
FUENTE: EL PAÍS (Pilar ALvarez) 18 JUNIO 2014