
Javier Elzo, sociólogo, escribe en el DIARIO VASCO una reflexión sobre el consumo de alcohol entre adolescentes de 12-18 años.
Comienza aportando unos datos significativos: "El 61% de los adolescentes de 12 a 18 años es consumidor habitual de bebidas alcohólicas. El 69% de los consumidores se inició entre los 13 y los 16 años. No tienen dificultad alguna en adquirir bebidas alcohólicas. Un 10% de los consumidores, busca «colocarse» directamente. El 72% de los adolescentes cuando salen el fin de semana, llegan a casa después de las 4 de la madrugada, la media horaria es a las 5.30 horas. Al 70% de los adolescentes nunca les han pedido el DNI, en relación a su consumo o adquisición de alcohol. La mitad de los adolescentes que beben se emborracha como mínimo una vez cada dos meses.".
Y luego plantea el marco legal que tendría que ser respetado: "Sin embargo, la legislación vigente señala que sólo pueden consumir alcohol los mayores de 18 años. La consecuencia es obvia. No habrá ley incumplida en mayor grado que está en el momento actual. Y a tenor de los datos de 2008 que acabamos de ofrecer, estamos ante una ley de difícil cumplimiento, por no decir de imposible cumplimiento.".
A nivel personal, propone una pedagogía del "carácter": "La prevención basada en la «educación del carácter», en el «desarrollo de las fortalezas personales» y en la capacidad para enfrentarse con los problemas y tomar decisiones, es la que resulta más eficaz en el ámbito individual. Incluye una educación en valores morales. Esta prevención tiene como objetivo fomentar una «sabiduría del beber», es decir, saber disfrutar responsablemente".
Y socialmente, defiende al abandono de la doble moral, "Por un lado lloriquear cuando, consecuencia del beber adolescente, se derivan consecuencias indeseadas como embarazos no deseados, comas etílicos o violencias diversas. Por el otro, limitarse, y cuando lo hace, a expulsar a los adolescentes del espacio habitado para que no molesten en sus juergas nocturnas: «Que beban pero que no molesten» y, después, que Dios reparta suerte.".
Lee el artículo entero en este enlace.
Comienza aportando unos datos significativos: "El 61% de los adolescentes de 12 a 18 años es consumidor habitual de bebidas alcohólicas. El 69% de los consumidores se inició entre los 13 y los 16 años. No tienen dificultad alguna en adquirir bebidas alcohólicas. Un 10% de los consumidores, busca «colocarse» directamente. El 72% de los adolescentes cuando salen el fin de semana, llegan a casa después de las 4 de la madrugada, la media horaria es a las 5.30 horas. Al 70% de los adolescentes nunca les han pedido el DNI, en relación a su consumo o adquisición de alcohol. La mitad de los adolescentes que beben se emborracha como mínimo una vez cada dos meses.".
Y luego plantea el marco legal que tendría que ser respetado: "Sin embargo, la legislación vigente señala que sólo pueden consumir alcohol los mayores de 18 años. La consecuencia es obvia. No habrá ley incumplida en mayor grado que está en el momento actual. Y a tenor de los datos de 2008 que acabamos de ofrecer, estamos ante una ley de difícil cumplimiento, por no decir de imposible cumplimiento.".
A nivel personal, propone una pedagogía del "carácter": "La prevención basada en la «educación del carácter», en el «desarrollo de las fortalezas personales» y en la capacidad para enfrentarse con los problemas y tomar decisiones, es la que resulta más eficaz en el ámbito individual. Incluye una educación en valores morales. Esta prevención tiene como objetivo fomentar una «sabiduría del beber», es decir, saber disfrutar responsablemente".
Y socialmente, defiende al abandono de la doble moral, "Por un lado lloriquear cuando, consecuencia del beber adolescente, se derivan consecuencias indeseadas como embarazos no deseados, comas etílicos o violencias diversas. Por el otro, limitarse, y cuando lo hace, a expulsar a los adolescentes del espacio habitado para que no molesten en sus juergas nocturnas: «Que beban pero que no molesten» y, después, que Dios reparta suerte.".
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