MARÍA DE NAZARET


Estando en MCM, Marianistas + Compañía de María, me ha parecido adecuado recoger el artículo que José Maria Zunzunegui, profesor emérito de la Facultad de Teología de Vitoria, realiza sobre la figura de María.

Tras una larga historia en que a María se le ha convertido en duquesa o emperatriz, se le ha exaltado en su figuración plástica con los aderezos típicos de la grandeza (tisú de oro y plata, abultados bordados, espléndidas coronas, anillos y collares), se le ha abrumado de títulos y de piropos, Zunzunegui recuerda a la María del Magnificat.

Dice Zunzunegui. "Aquella vecina de Nazaret, atenta a Dios y perspicaz desde la cercanía de su Hijo, atisbó y confesó que, a pesar de su poquedad originaria, sería felicitada por todas las generaciones. Pero proclamó, al mismo tiempo, que «los poderosos serían depuestos y los ricos se irían vacíos». Ella, a una con su Hijo, está a favor de los desheredados y marginados de la historia, Ella siente a Dios «exaltando a los humillados y saciando de bienes a los hambrientos».
Las primeras generaciones cristianas vivían así a la Madre de Jesús: pobre ella y a favor de los pobres, lo mismo que su Hijo. Ante este testimonio bíblico de las primeras comunidades cristianas, esa otra imagen alienadora, que eclipsa el talante de María, no puede manifestar su ser desde Dios, a favor de los hombres. María, la Madre de Jesucristo está siempre en coherencia con el mensaje del Reino encarecido por su Hijo, a favor de lo auténticamente humano que pugna por brotar en medio de la historia. María, la del Magnificat, por su adhesión al Reino de Dios, está posicionada a favor de un mundo nuevo y más humano y una Iglesia al servicio veraz de ese Reino."

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