Los graduados superiores mostraron en el año 2014 mayores
tasas de actividad y de ocupación que el conjunto de la población y una menor
tasa de paro en todas y cada una de las comunidades autónomas.
Después de años
de crisis que llevaron a que en 2013 se alcanzase entre los universitarios una
tasa de paro de cerca del 15%, muy superior al 5,8% de la UE, parece que ha
llegado el momento de la recuperación. Sin embargo, el esfuerzo no ha salido
gratis.
Ser titulado universitario ofrece mayores posibilidades de
encontrar trabajo, pero lo que no garantiza es que la tarea que desempeñen esté
a la altura de su nivel de formación. En 2014, el 33,1% de los contratos
iniciales que se realizaron en España con graduados universitarios se firmaron
para realizar tareas que no eran de alta cualificación. En el País Vasco, este
porcentaje fue aún mayor. El 36,9% se vieron obligados a aceptar empleos para
los que están sobrecualificados.
También en 2014, según datos del Eurostat, el 37% del
conjunto de los ocupados españoles con título de educación superior estaban
empleados en 2014 en tareas que no eran de alta cualificación, el valor más
elevado, un año más, de todos los países de la UE. Si se atiende a las
estadísticas del Ministerio de Educación basadas en la Seguridad Social, el
porcentaje asciende hasta el 44%.
La Fundación Crecimiento y Desarrollo (CYD) presentó ayer su
informe anual sobre la situación del sistema universitario, que ese año se ha
centrado en el comportamiento de la enseñanza superior durante la crisis
económica. Los autores del trabajo consideran que en la actualidad se vive un
«punto de inflexión» en el que se ha frenado la contracción presupuestaria y
comienzan a mejorar indicadores como la empleabilidad en comparación con el
ámbito europeo
El buen dato es que el año pasado la tasa de paro entre los
universitarios descendió casi un punto y medio y la de empleo aumentó más de un
punto, por encima de las dos y cuatro décimas, respectivamente, que mejoraron
los datos correspondientes a la UE. Con ser positiva, esta evolución aún es
lenta. El paro en este sector se situó el año pasado en España en el 13,5%
(10,8% en Euskadi), mientras que ese mismo indicador es menos del 6% en la UE.
Sobreeducación
Aunque las diferencias se reducen, el estudio detecta un
«problema de sobreeducación que es ya estructural» y se debe a que España no
crea suficientes ocupaciones de alta cualificación para todos los titulados
superiores que el sistema es capaz de generar. «Una reflexión que puede hacerse
es que se mejora la tasa de empleabilidad en 2014 a costa de que los titulados
universitarios se emplean en puestos que no requieren su titulación», insistió
ayer José Luis Bonet, presidente de la Cámara de Comercio de España y patrono
de CYD.
Casi uno de cada cuatro contratos iniciales formados en
España en 2014 fueron para trabajar de empleado contable y administrativo o
empleado de los servicios de restauración, personales, protección y vendedores.
Y el 6,7% (más de 90.000 contratos, en valor absoluto) fueron para desempeñar
tareas elementales, para las que no se requiere ningún tipo de formación.
Solo un 50,7% de los graduados en el curso 2009-10 que
estaban afiliados a la Seguridad Social por cuenta ajena en 2014 gozaba de la
ventaja de un contrato indefinido. Y un 44,5% de los egresados ese mismo curso
dados de alta en la Seguridad Social en 2014 pertenecía a grupos de cotización
que no eran de tipo universitario.
Por ámbitos de especialidad, los mejores datos se daban para
los segresados en salud, veterinaria, ciencias físicas, químicas, geológicas e
ingeniería: más de dos de cada tres realizaban un trabajo acorde con su nivel
de estudios. Y los peores, para periodismo e información, servicios sociales,
artes, administración y negocios y servicios personales: más de seis de cada
diez realizaba una tarea para la que bastaría un nivel de formación menor.
Según el estudio, «son poco demandadas relativamente, para
la buena empleabilidad comparada que tienen», las ingenierías, informática,
matemáticas, física, química, óptica y optometría o administración y dirección
de empresas. En el extremo opuesto hallamos periodismo, comunicación
audiovisual, publicidad y relaciones públicas, bellas artes o arquitectura
Recursos públicos
La principal fuente de ingresos de las universidades
públicas presenciales españolas son los recursos públicos. La ratio entre estos
recursos y el alumnado matriculado da una idea del esfuerzo financiero que
realizan las administraciones en cada caso. En 2013, las universidades que
recibieron más transferencias por alumno fueron la Politécnica de Valencia y la
del País Vasco, con valores por encima de los 9.000 euros por estudiante.
La otra gran partida de ingresos de las universidades son
las tasas. Por comunidades autónomas, Cataluña y Madrid son las que más han
incrementado sus precios en los últimos años. En el otro extremo figuran
Canarias y el País Vasco, seguidas por Galicia, Murcia y Andalucía.
Durante la presentación del trabajo, su coordinador, Martí
Paradella, señaló que, tras años de recortes y cambios, las universidades
españolas han perdido entre 80.000 y 90.000 nuevos alumnos desde el curso
2011-12, su momento de mayor auge. Aunque en su opinión no está claro que haya
un único motivo, apuntó a varias posibles explicaciones: el aumento de las
tasas -especialmente en comunidades como Madrid o Cataluña, donde se han
duplicado-, una menor cuantía de las becas y las exigencias de dedicación
exclusiva que impone el plan Bolonia. «El aumento de los costes para las
familias, junto a las exigencias de tiempo sirven para explicar la reducción en
el número de alumnos», afirmó Paradella.
Y también explican el cambio operado en muchos
universitarios. Según el estudio, «la mayoría de los alumnos se matricula ahora
del curso entero y quiere hacer evaluación continua», por lo que «participa
activamente», consciente de que el precio de una segunda matrícula en caso de
suspenso «será mucho mayor».