Una vez más -y ya son varias- el informe PISA muestra las
deficiencias del sistema educativo español y provoca un quebradero de cabeza a
los políticos. Sin embargo, en esta ocasión los resultados se refieren
únicamente al nivel de excelencia de los alumnos, es decir, a aquellos jóvenes
con notas brillantes en las pruebas que realiza este estudio de evaluación
internacional. Y en este apartado España también suspende con un pobre 1,3% de
estudiantes excelentes frente al 4,1% de la media de la OCDE. El informe
examina de Matemáticas, Ciencia y comprensión lectora a alumnos de 15 años. En
cada una de las tres disciplinas España, nuevamente, queda lejos de los países
del entorno.
Mejorar los resultados del informe PISA es uno de los
objetivos confesos del Gobierno hasta el punto de llegar a la obsesión. El
ministro de Educación, José Ignacio Wert, ha justificado reiteradamente la
necesidad de acometer la reforma educativa en los malos datos obtenidos por los
estudiantes en este informe. No en vano, España tiene un 24,9% de abandono
escolar temprano, lo que supone duplicar la media de la OCDE.
En el caso del análisis concreto sobre la excelencia, los
autores del informe -basado en los datos recopilados en PISA 2009- destacan la
importancia de la formación académica en época de crisis. Recuerdan la
creciente demanda de trabajadores cualificados para poder competir mediante el
conocimiento y la tecnología con la deslocalización y la mano de obra barata.
Por todo ello advierten sobre la importancia de poner a disposición de los
alumnos todas las herramientas necesarias.
Pero ¿qué es un alumno excelente exactamente? PISA considera
en este grupo a los estudiantes que sobresalen en las tres materias que
analizan y que encuadran en los niveles 5 o 6, es decir, los más altos. Por
ejemplo, en el caso de la comprensión lectora implica «recuperar información,
que el lector busque y organice varias piezas de información profundamente
arraigada, infiriendo qué información en el texto es relevante».
En este apartado los alumnos españoles excelentes apenas
representan un 0,8% del total. Justo la mitad del 1,6 de media de la OCDE. Con
este porcentaje España ocupa el puesto 38 en comprensión lectora con 481
puntos, por detrás de países como Portugal, Hungría, Estonia, Polonia o Grecia.
El primer puesto es para Shanghai (556) -que disfruta de un régimen especial
dentro de China- aunque el primer país es Nueva Zelanda, seguido de Singapur,
Finlandia y Japón. La media de la OCDE es de 492 puntos. Por sexos, las mujeres
logran resultados ligeramente superiores al de los hombres, 496 frente a 467,
respectivamente.
Los datos en Matemáticas son algo mejores. Un 4,6% de los
alumnos españoles destacan en esta disciplina de números y ecuaciones. Unos
resultados más favorables pero todavía por debajo de la media de la OCDE (5%) y
de países como Suiza (12,8%), Corea del Sur (11,6%) o Bélgica (9%). España
ocupa el puesto 35 con 483 puntos en un ranking que vuelve a liderar Shanghai
(600 puntos) seguido de Singapur, Hong Kong, China y Corea del Sur. La media de
la OCDE está en 496 puntos. En este caso, los chicos obtienen más puntuación
(493) que las chicas (474).
La Ciencia es la disciplina en la que, paradójicamente, el
número de alumnos excelentes españoles (1%) más se aproximan a la media de los
países de la OCDE (1,2%). Unos datos sorprendentes teniendo en cuenta el
maltrato institucional a la investigación en España con continuos recortes en
I+D+i y la consiguiente fuga de cerebros a terceros países. España ocupa el
puesto 39 con 488 puntos, superado por Hungría, Lituania, Eslovaquia. Una vez
más este apartado está liderado por Shanghai (575), seguido de Singapur y
Finlandia. La media de la OCDE es de 501 puntos. En este caso, también los
hombres logran mejores resultados (492) que las mujeres (485).
En España no existe ningún programa a nivel nacional para
promocionar la excelencia . Aunque algunas comunidades autónomas han puesto en
marcha algunas iniciativas, como el Bachillerato de excelencia de la Comunidad
de Madrid. Sin embargo, a corto plazo no parece que se vayan a producir cambios
en este sentido. De hecho, durante la polémica por el nuevo sistema de becas,
el ministro Wert lamentó haber tenido que renunciar a las becas de excelencia
para primar las ayudas sociales.