
Es el primer número de una nueva colección que inicia la Academia, y aparece 32 años después del primer Nomenclátor. Aquél, publicado en forma de librito, apareció en 1979 y tuvo una gran difusión.
La presentación corrió a cargo de Andrés Urrutia, presidente de Euskaltzaindia, y Andrés Iñigo, Mikel Gorrotxategi y Patxi Galé, presidente, secretario y miembro de la comisión de Onomástica de Euskaltzaindia, respectivamente.
Según dijo el presidente de la Academia, «el nomenclátor precisa de una amplia difusión, principalmente por ser de gran ayuda para todos aquellos profesionales que trabajan diariamente con la lengua, así como para cualquier euskaldun». Asimismo, recordó que el contenido de esta publicación está en el sitio web de la Academia, en la base de datos denominada EODA (clica en el enlace).
Se han cumplido 32 años desde que Euskaltzaindia publicó su primer Nomenclátor. Desde entonces se ha avanzado mucho en el camino de la normalización de los nombres de pueblos y ciudades. La Comisión de Onomástica de Euskaltzaindia ha hecho un gran esfuerzo por contribuir a esta normalización, como demuestran todos los trabajos sobre los nombres de los municipios que ha publicado. Los más importantes: en 1986, en colaboración con el Gobierno Vasco, 'Euskal Autonomia Erkidegoko herrien izendegia'; en 1990, con el Gobierno de Navarra, 'Nafarroako Herri Izendegia'; en 2001, como complemento al publicado en 1986, 'Euskal Autonomia Erkidegoko biztanle-entitateak', que se publicó en colaboración con el organismo Eudel.
Hay ciertas corporaciones municipales que no han tomado en consideración los dictámenes de Euskaltzaindia. En Gipuzkoa, es bastante conocido -por su antigüedad- el caso de Bidegoian. Este municipio nació en 1964, al fusionarse las poblaciones de Vidania y Goyaz. El primer nombre fue Bidegoyan. Luego, a la caída del franquismo, esa 'y' griega se transformó en 'i' latina. La Academia dictaminó que el término no era correcto, y propuso la denominación de Bidania-Goiatz (tal como aparece también en el Nomenclátor presentado ayer), pero las diferentes corporaciones municipales siguen sin hacer caso a los académicos. Y hay que recordar que, en caso de disconformidad, a efectos de oficialidad, prevalece la decisión del Ayuntamiento.
Otros casos de diferencias de criterio entre Euskaltzaindia y los Ayuntamientos son Amorebieta, Sopelana y Artea, en Vizcaya; y Yécora, en Álava. Euskaltzaindia propone que el nombre en euskera de Amorebieta sea Zornotza, pero los regidores del municipio siguen prefiriendo Amorebieta-Etxano como nombre oficial eusquérico. Euskaltzaindia se inclina por la denominación Sopela, pero los gobernantes del municipio quieren que en euskera se llame Sopelana. El Ayuntamiento de Artea tampoco ha aceptado el dictamen de la Academia, que se inclinaba por Arteaga; en la época franquista, la denominación era Castillo-Elejabeitia.
La Academia considera que el nombre en euskera de Yécora, en el extremo sur de Álava, debería ser Ekora, pero los lugareños se han inclinado por Iekora.
Pero los casos más relevantes de disconformidad son los de dos capitales de territorios del euskera: Bilbao y Pamplona. Euskaltzaindia, tras sendos estudios en profundidad, dictaminó hace décadas que los nombres en euskera debían ser Bilbo e Iruñea. En el caso de los vizcaínos, el único nombre oficial, en ambas lenguas, es Bilbao; y en cuanto a gobernantes navarros, rechazan Iruñea y prefieren la denominación Iruña.
La Academia de la lengua vasca dictaminó en el nomenclátor de 1979 que el nombre oficial en euskera debería ser Bilbo, y más tarde, en 1983, a petición del Ayuntamiento, realizó otro informe en el que volvía a proponer esa denominación, con la firma del académico Koldo Mitxelena. Se argumentaba que la forma Bilbo aparecía con frecuencia en los textos antiguos y en el habla coloquial del momento. Los gobernantes hicieron caso omiso.
El caso de San Sebastián es curioso. Euskaltzaindia es partidaria de que el nombre, cuando se escribe en euskera, sea Donostia. Pero la denominación oficial del municipio es compuesto: Donostia-San Sebastián. Ocurre otro tanto en el caso de la capital alavesa: la Academia propone Gasteiz, pero el nombre oficial es Vitoria-Gasteiz.
FUENTE: DIARIO VASCO 10 de JUNIO de 2011