La red de centros tecnológicos y de investigación sigue creciendo en San Sebastián, consolidando a la ciudad, y al eje Miramón-Ibaeta, como uno de los enclaves de referencia en el Estado en matería científica y de I+D+i. La última incorporación constituye, además, una novedad en su campo. La capital guipuzcoana acoge en el Parque de Miramón el primer centro de bioingeniería aplicada de España. Una iniciativa impulsada y coordinada por CEIT-IK4, el centro tecnológico vinculado a la Escuela de Ingenieros de la Universidad de Navarra, cuyo objetivo es poner en el mercado los desarrollos y aplicaciones surgidos de los laboratorios de investigación.
El proyecto nace con una financiación inicial a través de inversores privados de más de 50 millones de euros (hay una parte minoritaria de aportación pública), y está abierto a la entrada de nuevos socios hasta lograr el objetivo marcado de llegar a los 110 millones.
No es un proyecto más. Ni por su naturaleza ni por su tamaño y recursos asignados. En cuanto a lo primero, se trata del primer centro español específicamente dedicado a la investigación en bioingeniería y con un enfoque claramente mercantil. En otras palabras, se investiga y desarrolla lo que luego se puede vender. Por ejemplo, dispositivos aplicables en el ámbito sanitario, ya sea para la detección, tratamiento y curación de dolencias y/o minusvalías, o el desarrollo de elementos sustitutivos de órganos o estructuras del cuerpo humano dañadas.
El mejor ejemplo de su orientación a mercado es que, en paralelo al centro de investigación se ha constituido una empresa cuya misión es definir en un primer momento qué investigaciones pueden desembocar en una aplicación o producto con visos de comercialización y rentabilidad, y en segundo lugar, comercializar el resultado de esas investigaciones. Para dirigir esta empresa, a la que se ha denominado BlueZenix, CEIT ha fichado a Carlos Gabás, procedente de una multinacional farmacéutica.
El director general de CEIT, Alejo Avello, explica que «hay otros centros de investigación en bioingeniería en España, pero normalmente se trata de unidades no autónomas dentro de otro centro tecnológico, Universidad...». Además, «ningún otro tiene asociada la explotación y comercialización de los resultados como nosotros con BlueZenix». «Es el primer proyecto traslacional de bioingeniería, un modelo transversal de investigación-comercialización del que solo existe otro ejemplo en California (EE UU)», remarca.
También es único en cuanto a su tamaño. Aún en fase de constitución formal, sus responsables prevén que cuando opere a pleno rendimiento agrupará el trabajo de entre 220 y 240 personas, más una treintena en BlueZenix. «El único centro que podría ser comparable en tamaño a lo que planteamos -explica Avello- es el Instituto de Bioingeniería de Cataluña», adscrito a la Generalitat, la Universidad de Barcelona (UB) y la Universidad Politécnica de Catalunya (UPC). «Pero allí hacen una investigación de corte universitario, no enfocada al mercado», recuerda.
Gracias a la adscripción de CEIT a la Universidad de Navarra y su Clínica Universitaria, y tratándose de un proyecto vinculado al ámbito sanitario, no es de extrañar que los trabajos del nuevo centro estén coordinados, además de con el propio CEIT y BlueZenix, con la Universidad y el recinto hospitalario navarros. Avello equipara el modelo de colaboración, relaciones y gestión propuesto para el centro donostiarra, con el que ya ha ensayado con éxito la Universidad de Navarra en su Centro de Investigación Médica Aplicada (CIMA), que aproxima la investigación básica a la aplicación clínica y colabora con la industria farmacéutica y biotecnológica en el desarrollo de productos para diagnóstico y tratamiento.
En el centro, debido al carácter multidisciplinar de la bioingeniería, trabajarán no sólo ingenieros biomédicos, sino también ingenieros de otras especialidades, biólogos, farmacéuticos, físicos...
Debido a la carencia de personal cualificado en estos ámbitos, sus impulsores se verán obligados a 'pescar' investigadores de otros países, que complementarán las incorporaciones 'de cantera' surgidas de la Universidad de Navarra a través del Máster en Bioingeniería y de la carrera de Ingeniería Biomédica. En la actualidad, en CEIT ya hay un equipo de entre 50 y 60 personas relacionadas con investigación en biomedicina.
FUENTE: DIARIO VASCO 13 JUNIO de 2011